Nuestra Clara cumple años: puede que sean muchos para su cuerpo dañado, pero son demasiado pocos para su ánimo tan entusiasmado con la vida.

Anoche la sorprendimos con una tarta de chocolate y velas rojas que le encedieron aún más la sonrisa. Encontró también una cesta de flores , y una nota de cariño de mucha gente. Durante una cena mecida al ritmo de las noches del verano, alguien echó allí mismo unas lágrimas, pero no fue Clara; porque ella se afana en multiplicar la felicidad cuando apenas la siente próxima.

Pasadas las 12 de la noche abandonaron la pequeña fiesta. Floreal portaba las flores de camino a casa, y ella, agotada por el esfuerzo que provoca la felicidad repentina, se dejaba guiar dócilmente por el brazo de su viejo libertario.

La nota decía:

Para Clara, nuestra “Clarita de verano”, y la del invierno. 

Por tu fuerza, por tu empuje, por tu sonrisa, por tus ganas de casi todo casi siempre…por las alas de esperanza que nos has cosido a todas y a todos durante estos últimos meses, y para que las fijes aún más y aún más fuertes para lo que nos venga. 

Para Clara, la Clara de Floreal, y con Floreal. Por ti, y para él. Por lo que es de los dos, y por lo que sólo eres tú.

Para ti, Clara, y por esa mochila en la que cargas tu vida y tus urgencias. Por el bendito motor que enciende tu  ánimo, y por el sano contagio que provoca en todos nosotros.

Por el brindis de cada viernes, de los pasados y de los que vendrán. Por las charlas, y las discusiones, y las risas, y por ese gotero maravilloso que te insufla más vida a ti, y un merecido reposo a tu cuerpo.

Cuando salgas otra vez, aquí seguiremos; con las copas y el entusiasmo  desbordado, pisando con garbo mientras seguimos afianzando el proyecto que nos ha hecho más fuertes.

Y brindamos porque el «Arnau de Vilanova» nos la conserve así muchos años más.

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