2 de julio de 2009, jueves
No me impongo un plazo de descompresión para relatar el pleno de hoy. ¡Basta ya!
Habrá concejales del PP -y los hay-, a los que a estas horas se les ha helado la risa grotesca con la que han venido participando, al menos hasta hoy mismo, en el desmoronamiento de los principios mínimos de cortesía, respeto y responsabilidad. Y tengo la esperanza (sí, la tengo) de que la actuación vergonzosa del alcalde, con la que esta mañana ha traspasado límites que ni ellos mismos podían imaginar, les obligue a recapacitar muy seriamente acerca de su posición en un futuro inmediato.
El presidente de la Corporación municipal, Sebastián Bosch, se ha conducido durante el Pleno de hoy como solamente puede hacerlo quien despreciando las garantías constitucionales se atreve a desafiar con descaro a un porcentaje elevadísimo de sus vecinos.
Sin embargo, me alarma tanto o más la indolencia de la mayoría de los concejales del PP, que el comportamiento del alcalde. Los estallidos nerviosos con los que Bosch ha sorprendido a sus propios compañeros de filas, no pueden caer en saco roto. No es posible que nadie con el sentido común exigible para gobernar un municipio, se sienta indiferente ante el espectáculo patético que ha protagonizado la máxima autoridad municipal.
Interrumpir la intevención de un concejal para mofarse de otro miembro de la Corporación; agraviar y zaherir a los concejales del PSOE; chotearse de sus propios compañeros de partido alterando las propuestas presentadas por ellos mismos; burlarse del significado y del contenido de un Pleno … todo eso no es -como ha dicho un apabullado Alejandro Llácer– «un toque de humor»; todo eso es el esperpento de la realidad en la que estamos viviendo diariamente.
Es, ni más ni menos, el extravagante resultado de un comportamiento grosero y antidemocrático, consentido y aplaudido por quienes probablemente a estas horas están cruzando sus conversaciones telefónicas para buscar una solución de urgencia.
No, hoy no me da la gana dejar enfriar lo que he visto y oído; porque transmitir el enorme daño que se está causando a los ciudadanos y ciudadanas de mi pueblo y a la institución que los representa, debe conmoveros a quienes me leéis con la misma dureza que conozco yo.
Es también vuestro derecho.
2 julio 2009 at 21:44
Me alegra que hayas empezado a hablar ya del pleno celebrado esta mañana, porque así puedo dejarte un comentario. Un comentario de felicitación.
Por tu claridad al analizar los despropósitos del equipo de gobierno.
Por tu firmeza al criticar estos despropósitos.
Por mantener siempre la serenidad y no caer en en las provocaciones de quien ostenta con tanta indignidad la representación del Ayuntamiento. Probablemente uno de los individuos más zafios, incultos y groseros de este pueblo.
Por tu entereza.
Por tu confianza en la razón.
Por tu esfuerzo y tu energía.
Todo lo que ahora estoy elogiando es lo que crispa a don Sebastián, ese alcalde indigno que hoy ha votado contra la propuesta de su propio grupo.
3 julio 2009 at 22:33
¡Hay que ver qué duro es el trabajo de a pie de obra en este municipio! Es cómo si gobierno y oposición estuvieran en dos galaxias distintas: una habitada por los hombres de Neandertal y otra por expertos parlamentarios de una democracia centenaria. ¿Cómo trazar el puente que haga posible un diálogo que se aleje del de los besugos? ¡Qué paciencia tenéis! Ellos practican el desgaste de la oposición, pero no os dejéis pisotear. Lamento no haber estado en el pleno para apoyaros, pero un compromiso me lo ha impedido. ¡Animo!