19 de agosto de 2009, miércoles

El proyecto del PP  al frente de la alcaldía, se agota al mismo ritmo que la paciencia del respetable (público) que asiste atónito al espectáculo que diariamente se nos ofrece.

El proyecto personalizado en Sebastián Bosch, ha contado siempre con el aplauso y la sonrisa cómplice de los concejales del PP que han acompañado a Bosch durante estos 14 años (con alguna sonora desercción), y de los que aún hoy siguen a su lado.

Durante todos estos años, los distintos equipos de gobierno municipal del PP se ha mantenido unido gracias a un pacto tácito que consiste en ver lo mínimo, oír lo justo, y callar siempre.

A cambio de esa actitud consentidora, repetida invariablemente desde 1995 hasta hoy, los diversos concejales del PP han logrado mantener el «status» de concejal del equipo de gobierno o verse agraciados con una tenencia de alcaldía -en algunos casos- ; y, en contadísimos casos, llevar a cabo un proyecto personal -también personalista- en el área que le haya caído en suerte (¡Como si fuera posible -y factible- compartimentar la gestión municipal hasta el extremo de querer ignorar qué ocurre con el resto, para evitar cualquier pronunciamiento que ponga en peligro el «status» de poder conseguido!)

En la nueva Corporación, constituida en junio de 2007, el alcalde B(osch) aumentó la recompensa que recibían sus concejales por mantener el ver + oír + callar. Entonces llegaron los más de 1.000€ mensuales para cada uno de ellos, y los más de 4.000€ que él mismo se asignó.

A estas alturas de la legislatura, sin embargo, nada de todo eso parece suficiente para que el alcalde B concite la aprobación inquebrantable de los suyos; y mucho menos la de la inmensa mayoría de los vecinos.

Lo que pueda estar ocurriendo o no dentro del equipo de gobierno municipal del PP, o del propio Partido, -aunque corran de boca en boca las presuntas desavenencias que lo corroen-, no son de mi incumbencia; pero sí lo son las consecuencias que se derivan.

Por eso hoy me voy a la cama preguntándome en voz alta hasta cuándo, y a cambio de qué otras recompensas, los vecinos y vecinas de mi bendito pueblo seguimos «en venta».

Buenas noches, y buena suerte.

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