28 de julio de 2010. Miércoles

Si la desesperanza arrasa, la indiferencia gobierna nuestra voluntad.

El peor de los totalitarismos es el que nos arrebata la confianza en nosotros mismos, en nuestra capacidad de decidir y de ser felices; y la indiferencia consiste en renunciar a nuestra voluntad.

Hoy han derribado el edificio que albergaba la guardería «Alevín«. Y ayer, cuando las máquinas ya estaban situadas en las proximidades del edificio, comprobé que la «agostidad» en la que nos obligan a vivir en mi pueblo se calcula minuciosamente.

De este derribo ya está escrito su futuro inmediato: la construcción de otro edificio que no cumplirá con la tipología de la zona, que superará las alturas permitidas, y la edificabilidad (exactamente igual que el colindante).

La cámara ha logrado captar, sin saberlo, el sentimiento de la indiferencia.

La autora de estas fotografías quería plasmar la falta de medidas de seguridad (los vehículos circulan junto a las obras de demolición, y entre los escombros); pero nunca hubiera sospechado que sus imágenes desvelarían, además, la terrible indiferencia que provoca la «anormalidad» en la que vivimos en Rocafort.

Contra la indiferencia, rescatemos nuestra voluntad del secuestro al que está sometida. Es posible y es necesario.

 (A la vecina que me ha remitido las imágenes que hoy publico, mil gracias por dejarme compartir su hallazgo)

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