14 de agosto de 2010. Sábado

Unos días sin teclear; los suficientes para dudar si el día de la semana coincide con la fecha aproximada que imagino.

Así se concibe el tiempo cuando los paisajes cambian al ritmo que impone el descanso apetecible.

Tras seis días alejada de la actualidad a la que nos sujeta la televisión o los periódicos, hoy asomo la mirada para empezar a bebérmela a sorbos cortos.

Poco a poco, que agosto se presume inevitable.

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