23 de septiembre de 2010. Jueves

A principios del mes de junio, se desplomó una de las placas de escayola del techo del salón de actos de la Casa de Cultura. Inmediatamente, se cerró el acceso del público a esa zona hasta que se conociera el alcance de los desperfectos. Una muy razonable medida de seguridad.

El alcalde, el resto de los miembros del gobierno local, y destacados coristas próximos, aprovecharon la ocasión para culpar del hecho al gobierno municipal que impulsó la obra … ¡hace 16 años! A ninguno de todos ellos les dolieron prendas, y difundieron mensajes que rayaban la injuria.

El salón de actos permaneció cerrado desde aquel día, y se ordenó la suspensión «sine die» de los actos que diversas asociaciones tenían programados en el recinto. De boca del gobierno municipal, y de sus voceros, empezó a correr la consigna: los daños eran tan graves que no se conocía cuándo podrían estar resueltos.

Aquí mismo señalé por aquel entonces que el edificio llevaba sufriendo una falta de mantenimiento evidente durante años (igual que la plaza de España, que el parc de la Llum, el colegio, el Hogar de los Jubilados, etc.); y que ésa bien podría ser la razón de lo que había sucedido. 

El alcalde, sin embargo, redobló sus agrias acusaciones públicas (¡la ocasión la pintan calva!, debió pensar), y, mientras, sus «coristas» mantuvieron candente el asunto trabajando lo que mejor saben hacer: incendiar el ambiente introduciendo rumores interesados.

 Es de suponer que la oficina técnica de Urbanismo del Ayuntamiento debió elaborar un diagnóstico de los daños y de su origen. Es de suponer que la misma oficina, una vez efectuado el diagnóstico, debíó proponer la solución que el problema requería. Es de suponer que la solución debía acompañarse de una Memoria que valorara su coste. Es de suponer, que, ante una situación «tan grave», se solicitara diversos presupuestos a empresas expertas para acometer la importante reparación que afectaba -según el propio alcalde- » a la misma estructura del edificio».

Es de suponer que todo eso debía formar parte de un expediente. Pero con nuestro gobierno municipal, todo eso es muuuucho suponer.

A principios del mes de septiembre (el día 6) solicitamos ver el expediente; y ayer, tras recordarle a quien correspondía que el plazo legal para entregárnoslo había finalizado, pude verlo.

¡Oh, oh, oh! … La revisión de un expediente formalizado por nuestro Ayuntamiento es una experiencia que obliga a debatirse entre el asombro y la verguenza. Éste (expediente) debieron confeccionarlo entre las 14h de ayer mismo (hora aproximada en la que exigí disponer de él), y las 16,30h (hora en la que llegué al Ayuntamiento para verlo). Y esto fue lo que me entregaron:

– Una carpeta (sin referencia alguna, ni fecha, ni número de expediente, ni registro), en la que parecía esta frase escrita a toda prisa: «CAIDO TECHO SALON DE ACTOS CASA CULTURA»

En el interior de la carpeta SOLAMENTE esto:

– la copia de un requerimiento del secretario de la Corporación al departamento de Urbanismo, adjuntando nuestra solicitud

– la copia de una factura emitida por una empresa de construcciones de Moncada  el 4 de agosto de 2010, y registrada de entrada en el Ayuntamiento el día siguiente. La factura fue «conformada» un mes más tarde por un empleado municipal de la Casa de Cultura que, con ello, se responsabilizaba de los trabajos que se habían realizado. La factura, que ronda los 7.400€ (IVA incluído), incluye los siguientes conceptos: 1. Mano de obra. 2. Reparación del aire acondicionado. 3.  Refuerzo de hierro. 4. Materiales.

Ni un solo informe, ni una sola valoración; NADA que detalle los daños, ni su origen,  ni su solución técnica.

Y ahora digo yo, ¿qué hay que suponer?

 

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