Jueves 20 de enero. 2011

De estos días de enero, sorprende la vistosidad de las violetas; el primer estímulo visual de una primavera en ciernes.


Más allá del optimismo con el que esperamos que el sol alargue las tardes, las cosas siguen sucediendo; y se repiten los objetivos, pero nuestras conclusiones comienzan a cambiar.

Por ejemplo, está previsto que el próximo domingo el alcalde se traslade al «Parque de la Bonaigua» para celebrar el Día del Árbol; y que allí, entre fotos y sonrisas,  plante unos cuantos pimpollos precisamente en el área en la que el gobierno municipal que él dirige permitió (hace 5 o 6 años) la construcción de una conexión por carretera -atravesando una zona verde- para dar salida a los cientos de nuevos residentes que albergará una promoción urbanística en el término municipal de Valencia (Massarrojos); y en la zona donde también se anuncia la construcción de 64 nuevas viviendas.

El Ayuntamiento trabaja «sotto voce» en los contenidos reales de sus objetivos (y los dos ejemplos anteriores se complementan con su permisiva actitud ante la desaparición de importantes ejemplares arbóreos en otras zonas bien conocidas del municipio, o en la división interesada de zonas verdes, hasta convertirlas en impracticables,  como también ha ocurrido en la entrada por la carretera de Bétera); pero que eso ocurra, es decir, que ya podamos distinguir con nuestros propios ojos qué hacen y qué pretenden hacernos creer que hacen, ya es una buena noticia, ¡disfrútala! … como la primavera que ya se anuncia.

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