Miércoles 11 de julio de 2012 (o 10 de mayo de 2010)

Hoy es 11 de julio de 2012. El presidente del gobierno ha hecho públicas las medidas que va a adoptar por exigencias externas.

El 10 de mayo de 2010, el anterior presidente del gobierno hizo lo mismo.

En aquella ocasión, el actual presidente del gobierno y todo su partido emprendieron una campaña feroz contra aquellas medidas y contra quien las tomó.

De nada sirvieron las angustiosas llamadas a la colaboración institucional en un asunto de Estado. Lejos de aquietarse, el principal partido en la oposición arreció con su espectacular aparato de propaganda y comunicación.

  • Afirmaron que la subida del IVA (del 16% al 18%) era un atentado contra las clases medias.
  • Se desgañitaron en contra del recorte de salarios a los empleados públicos.
  • Defendieron numantinamente la edad de jubilación a los 65 años y se negaron a aprobar la de los 67 años gradualmente hasta 2027.
  • Consideraron sagradas las prestaciones por desempleo y las pensiones.

Y tuvieron la desfachatez de orquestar una campaña electoral, que los elevó a una mayoría absoluta arrolladora, garantizando que solo ellos  -la derecha investida del poder natural que nadie debió arrebatarlos-  eran la solución natural y, por lo tanto, divina para regresar a la España que el apóstol Santiago soñó.

Y tenían razón. Ni siquiera el apóstol, recuperado de su caída del caballo, hubiera imaginado un acto como el que presuntamente presenció el pasado domingo con motivo de la recuperación del Códice Calixtino en plena crisis de infarto por la situación financiera y económica del país de nunca jamás, o sea, del nuestro.

Si fue poco lo del domingo, aún quedaba por escuchar lo que hoy mismo ha anunciado el mismo hombre que tomaba notas apresuradas de lo que probablemente le dictaba el arzobispo, a modo de recomendaciones para su comparecencia de hoy:

Rajoy y el arzobispo de Santiago en el acto de entrega del Códice Calixtino, este domingo.

Ese hombre, el mismo que afirmó, se desgañitó, defendió y consideró sagradas cuestiones ya explicadas, ha anunciado:

– Subida del IVA del 18% al 21%

– Subida del IVA del 8% al 10%

– Recortes salarios empleados públicos

– Recortes prestaciones desempleados y pensiones

– Adelanto en la aplicación de la edad de jubilación a los 67 años

– Privatización del transporte ferroviario, portuario y aeronáutico

…Hay más, pero habrá que esperar al consejo de Ministros del viernes que, por cierto, en un alarde de gran habilidad comunicativa por parte del gobierno presidirá el jefe del Estado. ¡Toma, ya!

Ver para creer y tragar.

Y que nadie venga a decirme que todos los políticos somos iguales.

El líder de la oposición en 2010 y actual presidente del gobierno recibió información de primera mano para evaluar las obligaciones impuestas al anterior ejecutivo: la obtuvo personalmente en Madrid (Zapatero), en Bruselas (Barroso), en París (Sarkozy) y en Berlín (Merkel).

El gran error del anterior presidente del Gobierno fue explicarle al jefe de la oposición la verdad de la situación y no hacerlo públicamente y en directo para todos los ciudadanos.

Su error fue creer que el líder de la oposición (y el partido que lo secunda) sería leal en asuntos tan trascendentes para el Estado y que los ciudadanos no llegaríamos a comprender lo que Europa exigía ni por qué. ¡Error!

A partir de ese momento, el entonces líder de la oposición y actual presidente del Gobierno (y el partido que lo sostiene) cosechó sus éxitos porque era  mucho más suculento -electoralmente hablando- sacar pecho  frente a la debilidad calculada a la que habían sometido al país; era más fácil mantener una imagen desastrosa de España fuera de nuestras fronteras (con intervenciones públicas memorables por su desvergüenza) aunque eso supusiera un gravísimo peligro para todos los españoles; era más fácil soliviantar los ánimos de las clases medias para prepararles el futuro de su propia agonía; era más fácil sembrar la incertidumbre para así construir el miedo; era más fácil…

Ya se lo dijo el entonces diputado Montoro -y hoy Ministro de Hacienda- a la diputada Oramas mientras la presionaba para que votara en contra de las medidas de aquel 10 de mayo de 2010: «Que caiga España que ya la levantaremos nosotros»  (Toda una declaración de principios)

Ahora, siete meses después de la llegada del nuevo gobierno con una aplastante mayoría que tradujo la desesperación de un país agarrado a un clavo ardiendo, es cuando todo cobra sentido.

¡Santiago y cierra España!

(¡Menudo día!)

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