Miércoles 16 de enero de 2013

Hoy, una sentencia judicial ha saltado a los periódicos. Yo la conocí el lunes por la tarde y mantuve silencio. Lo hice porque el silencio ayuda a reflexionar: el contenido de la sentencia  beneficia a todos los vecinos y pone en evidencia que lo que reclamamos ya en octubre de 2007 era justo.

La Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJ había resuelto la apelación que presentó el grupo municipal socialista (2007-2011), tras perder (en 2010) el recurso presentado ante el Juzgado de lo Contencios Administrativo contra el cobro indebido de salarios a cargo de las arcas municipales, de la concejal Carla Navarro Ganau durante el cuatrienio 2003-2007. Y esa misma sentencia obliga al Ayuntamiento a iniciar los trámites para que la concejal devuelva lo cobrado indebidamente.

Desde que en en el pleno de octubre de 2007 pusimos en evidencia esa irregularidad ha pasado mucho tiempo y demasiadas cosas.

Efectivamente, Carla Navarro, durante los años 2004-2007, cobró dos salarios de la administración pública: uno, por su dedicación exclusiva como diputada provincial en la Diputación; y otro, por su dedicación parcial en el Ayuntamiento como concejala de Urbanismo. Y eso está prohibido por la ley de Incompatibilidades y por la Ley Reguladora de Bases de Régimen Local.

La concejala y diputada Navarro se ha defendido durante todos estos años con argumentos que merecen un estudio minucioso para evaluar su admirable resistencia a reconocer la realidad y la verdad, pero Carla Navarro se equivocó. Lo que estuvo cobrando en aquellos años ni eran indemnizaciones, ni dietas… era un salario con sus correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social por parte del Ayuntamiento.

En un pleno, ella misma  -ya agobiada por lo inevitable- llegó a pronunciar una de sus frases más célebres: «¡Carla  no cobraba, a Carla le pagaban!»  Y se quedó tan fresca ante la mirada atónita de los presentes.

Ni el alcalde de entonces, ni el concejal de Hacienda (actualmente portavoz municipal del PP), movieron un dedo para frenar lo que ella misma definía como «Tsunami Navarro» Una lástima.

El Ayuntamiento defendió lo indefendible gastando fondos públicos. Nosotros, el grupo municipal socialista de los años 2007-2011, defendimos el interés general de los vecinos gastando el dinero de nuestros bolsillos.

Carla Navarro vivió una encrucijada a la que le dediqué un «post» en este mismo blog. Ahora ya no hay otro camino que el que marca la sentencia.

 

Fin de la historia.

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