Jueves 23 de mayo de 2013

A estas horas, todos los concejales habrán recibido la convocatoria para el el pleno ordinario que se celebrará el próximo jueves 30 de mayo, a las 20h.

Por lo tanto, van a disponer de 7 días naturales para estudiar y analizar todos los asuntos que ya han pasado por las comisiones informativas de las que también forman parte.

Junto a esa convocatoria, se les ha entregado fotocopia de todos los expedientes que se tratarán; disponen de las propuestas de acuerdo, de los informes de la secretaría y de la intervención municipales, de los dictámenes de las comisiones…

No es la primera vez, es la práctica habitual desde que soy alcaldesa; salvo que  algún expediente -por su volumen- no se les entregue fotocopiado íntegramente por razones evidentes de gasto innecesario (papel, tinta, tiempo que han de dedicar los empleados municipales, etc.) Incluso en esos casos, reciben sus casas la copia de los documentos más importantes.

La legislación aplicable en este caso solamente exige que junto a la convocatoria del pleno se entregue el Orden del Día y el acta de la sesión anterior; porque la obligación de un concejal que trabaja en la oposición es acudir al Ayuntamiento con regularidad, invertir tiempo en revisar y estudiar los expedientes y solicitar las copias que estime necesarias para realizar su trabajo.

Yo he trabajado durante 4 años en la oposición y sé lo que hemos tenido que bregar para conseguir la mínima información, sé lo que es la negativa reiterada a acceder a expedientes, sé lo que es esconder con artimañas (muy bien pagadas) datos imprescindibles para la labor de fiscalización y control que la oposición tiene encomendada…

Por eso precisamente, ahora que soy alcaldesa  facilito muy por encima de lo exigido por la ley la tarea de quienes deben ejercer su trabajo como oposición. Y no me arrepiento.

Lo escribí hace tiempo, la labor de la oposición es incuestionable… y recordando por lo que pasamos quienes estuvimos al pie del cañón trabajando en la oposición frente a un gobierno municipal opaco, intransigente y déspota  no olvido la célebre locución de Cicerón en su primera Catilinaria: «Oh tempora, oh mores!»  (¡Oh tiempos, oh costumbres!)

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