Jueves 22 de mayo de 2014

 

Sí, lo son.

¿Por qué?…

…porque además de votar a los 54 diputados que componen la delegación española en el Parlamento, los ciudadanos de los 28 países de la Unión elegiremos de ese modo y por primera vez al presidente de la Comisión Europea (llamémosle presidente del Gobierno europeo)

Porque por primera vez también conocemos de antemano a los aspirantes a la presidencia de la Comisión por cada uno de los grupos a los que se asocian los partidos que concurren a las elecciones y que comparten ideología, valores y principios.

Porque ya sabemos cómo influyen en nosotros las decisiones de la Comisión, del Parlamento y del resto de instituciones europeas.

Porque son dos los candidatos que se presentan para presidir la Comisión: el conservador luxembrurgués Jean-Claude Juncker y el  socialista alemán Martin Schulz. (El resto de partidos no ha hecho públicos oficialmente el nombre de sus candidatos)

Porque el primero, Juncker, fue elegido por la canciller alemana Angela Merkel e impuesto en el congreso del PPE (PP Europeo)

Porque Schulz fue elegido por todos los partidos socialistas y socialdemocrátas de los 28 países de la Unión y con un programa electoral único para todos los países.

Porque el primero (miembro del PP europeo) fue primer ministro de Luxemburgo (un paraíso fiscal) durante casi dos décadas (hasta octubre de 2013) y dimitió de su cargo tras un escándalo de espionaje y presunta malversación de fondos.
Durante esos 18 años al frente gobierno, siempre se negó a que Luxemburgo dejara de ser un «paraíso fiscal; esa condición tan atractiva para los defraudadores fiscales del resto de Europa y del mundo.

Porque desde 2005 y hasta 2013 Juncker fue el presidente del Eurogrupo y como tal, a partir del inicio de la crisis entre 2008 y 2009, diseñó y ejecutó las políticas de «austericidio»  que marcaron la zozobra en Grecia, España, Italia e Irlanda a partir de 2010… y así seguimos.l

Porque Schultz ha sido una voz discordante en una acción política absolutamente plana en los últimos 10 años en los que el PPE ha presidido la Comisión lleva más de 2 años haciéndose oír en contra de los recortes en países como el nuestro porque están abocados al fracaso y la realidad le da la razón; porque ha clamado contra el paro juvenil y el desempleo de mayores de 45 años en España  obligando a la elaboración de programas especiales que el actual presidente de la Comisión (el conservador Durao Barroso, el de la foto de las Azores), el presidente del Eurogruo, Juncker, y la canciller Merkel han reducido  miserablemente.

Porque estamos convocados para elegir  a quienes nos han de representar trabajando en Europa para sacar adelante proyectos, para  constituirse en un grupo fuerte (junto a los otros partidos europeos cuya ideología, valores y principios son coincidentes) y marcar las políticas de desarrollo económico y social a las que aspiramos. Y también lo estamos para que la mayoría que resulte ganadora en el Parlamento decida si será Juncker  o será Schultz quien presida la Comisión Europea.

Europa nos importa porque formamos parte de ella, porque de las decisiones que se adoptan allí depende una parte importantísima de nuestro presente y futuro inmediato, porque desde nuestro ingreso y durante muchos años después Europa facilitó a España un crecimiento extraordinario en infraestructuras, Empleo, recursos y programas especiales que fueron financiados con fondos de sus instituciones y porque necesitamos una Europa fuerte políticamente para que los vaivenes económicos no reduzcan a cenizas nuestros derechos.

 

El desconocimiento general sobre las instituciones europeas, su funcionamiento y la repercusión de sus decisiones en todos los Estados miembros, se aprovecha para confundir a los electores;  si a eso sumamos la desconfianza de los ciudadanos hacia la Política y los políticos (en ocasiones, fundada) el peor de los escenarios está servido: la abstención.

Y la abstención no mejora las instituciones, ni las revitaliza, ni les devuelve la fuerza ciudadana que nunca debieron perder. Al contrario, la abstención las asienta aún más en los mismos errores porque facilita que nada cambie. La abstención contribuye siempre a mejorar los resultados obtenidos por la derecha. ¿Por qué? porque los votantes de derecha no se abstienen y de ese modo a una menor participación de electores, es decir, cuanto mayor es la abstención de electores progresistas y de izquierdas,  el partido más votado multiplica sus escaños.

Los partidos de la derecha europea confían su éxito en la abstención de la izquierda y promueven campañas de «baja intensidad»  (lo del sr. Cañete les ha salido mal en España) para que los votantes de izquierda no se movilicen.

¡Interésate por Europa, conoce sus instituciones y llegarás a la conclusión de que votar el domingo no solo es un derecho jurídico, sino una obligación democrática!

Las elecciones europeas a las que estamos convocados el próximo domingo son diferentes y mucho.

 

 

 

Anuncio publicitario