Domingo 30 de noviembre de 2014
Hoy el color de la lluvia pintarrajea los cristales. Es noviembre que se agota.
Ni abrigos ni bufandas, solo los trazos alocados y rápidos del agua. Y el viento, ese vaivén que desprende a la fuerza la hojarasca aunque la temperatura aún le hubiera permitido que los colores que la componen se mantuvieran abrazados a su origen.
Ayer, al caer la tarde, poco menos de un centenar de vecinos coincidimos en el recital de Paco Damas titulado Mujeres de carne y verso, con el que el Ayuntamiento cerró las actividades entorno al Día internacional contra la Violencia de Género.
Un paseo tranquilo que recupera la voz de numerosas mujeres que forman parte del recuerdo exiguo de nuestra Historia contemporánea de la Literatura y del Pensamiento.
Paco Damas fue una vez D. Francisco. Un médico conocido allá donde ejerció su profesión en Castilla-La Mancha y en Andalucía.
Debió ser D. Francisco un médico, en el buen sentido de la palabra, bueno; quizá Antonio Machado, a quien tanto admira, le hubiera acogido en su poética definición.
D. Francisco diagnosticaba enfermedades comunes, otras preocupantes y probablemente muchas desoladoras. Casi con seguridad, llegó a pre-ocuparse y a ocuparse tanto, tanto, de dolencias concretas del cuerpo humano, que quizá se convirtió en un especialista de los males exactos que afectan a una parte precisa de nuestro cuerpo.
Un día comprobó que tanta sabiduría abonaba su vida diaria para compartirla únicamente con quienes podían aportar lo mismo o más que él; para valorarla junto a quienes la desarrollaban como él y para seguir ampliando conocimientos concretos, de aspectos concretos y en circunstancias concretas.
Pero parece ser que por entonces la música y el verso ya habían abierto un hueco urgente en su tiempo. Y reflexionó para poder decidir.
Anoche nos dijo que no fue fácil y yo le creo.
Pasó de ser D. Francisco a convertirse en un nombre con apellido: Paco Damas. Y desde entonces, ha puesto música al verbo vistiendo los versos con la carne que nos cubre a las personas.
María Zambrano, Concha Méndez, Zenobia Camprubí, Ernestina de Champurci, Alfonsina Storni, Josefina de la Torre, Rosalía de Castro, Mª Teresa León… Mercedes Sosa, Luis Eduardo Aute, Amancio Prada, Mónica Molina, Amparonia…
La asociación de Amas de Casa Tiryus, la asociación Cultural «La Pedrera», la asociación de Republicanos, y la asociación de Vecinos y Vecinas «A.Machado», todos de Rocafort, colaboraron con el Ayuntamiento en un espectáculo precioso contra la Violencia de Género y en favor de la Igualdad.
A todas esas asociaciones, ¡gracias!; y a Paco Damas, que descubrió en la voz de las personas que participaron en el recital el valor del pensamiento y de la libertad, todo mi reconocimiento.
Enhorabuena a D. Francisco, porque él supo que insistir una y mil veces en que trabajar el valor de la Cultura y de la la Educación es fundamental; y que para eso son necesarias personas como Paco Damas.
Y noviembre termina.
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