Sábado 3 de enero de 2015

2014 reventó por las costuras, a lo largo y a lo ancho.

Ya sabemos que el SMI aumentará un 0,5% y las pensiones un 0,25%; no sabemos cuánto ha costado la carta que se ha enviado a cada uno de los millones de perceptores para anunciarles tan esperanzadora noticia. A todos nos consta que la ministra Báñez, portavoz de la Virgen del Rocío, está que se sale no solo por ese aumento sino por el del desempleo, el del trabajo precario y por la contribución al interés general de su Reforma Laboral.

Hemos concluido con acierto lo que sospechábamos: el ministro Guindos no vive en este mundo; ahora bien, Rafael Herrando, portavoz del PP en el Congreso, habita entre nosotros y nos explicó que las estupideces pronunciadas por el ministro eran eso: estúpidas, pero que las dijo en serio. 

Hemos aprendido a rascar las piedras para comprender que se nos puede engañar pero que tenemos un límite; y rasca que rasca aceptamos -¡al fin!- que el ministro Gallardón no era un hombre extraordinario y culto aunque le gustara la Ópera, sino un conservador recalcitrante, un chulo y un déspota.

Revisando nuestros propia capacidad de sorpresa, caímos en la cuenta de que esta tropa no se rinde ante lo evidente; al contrario, se crece.

Por eso, ni la crudeza de la crisis del ébola, ni la de los enfermos de hepatitis C, la angustia de sus familias o el desespero de los profesionales sanitarios pudieron con la ministra Mato; ella, que sufría miedo escénico, la pobre, despertó de su ensimismamiento cuando el juez Ruz la sacó a la palestra porque el miedo escénico tampoco podía explicar lo del Jaguar en su garaje, las fiestas de sus niños o sus viajes familiares a cuenta de un red corrupta.

 «¡Muera la inteligencia!»hubiera querido sentenciar en voz alta el ministro Wert; pero ya lo hizo Millán-Astray el 12 de octubre de 1936. Así que el ministro ha tenido que conformarse con ejecutar su propio ideario.

Conseguir desprestigiar la Investigación, el Cine, el Teatro, la Música, el Pensamiento y el Conocimiento, las Artes y las Letras en general y la Formación, en particular; castigar a editores, autores, músicos, directores, investigadores, técnicos, intelectuales, profesores, maestros, universidades, actores o cantantes y destruir empleo, eliminar recursos… Conseguir todo eso no es tarea fácil. No, no. Aunque el ministro haya mostrado su satisfacción sonriendo en público por la amenaza cumplida y haya calumniado e injuriado para justificar lo injustificable, no ha estado solo; ha necesitado la participación de otro verdugo y en el Consejo de Ministros, además de Wert, se sienta el más hábil en estos menesteres de la recua que preside Rajoy, el ministro Montoro. 

Así sí, no sea que Wert coseche también como mérito propio lo que con diligencia le han facilitado Montoro y el presidente Rajoy.

Hay luz al otro lado del túnel y posiblemente petróleo en nuestras costas. Estamos tranquilos, de la luz y del petróleo se encarga el ministro Soria y del túnel y de nuestras costas la ministra Pastor. Nos saldrá carísimo, aventuramos muchos; ¡qué va!, repiten ellos. Nada que no se remedie con machacar día tras día la teoría de Goebbels: la «pobreza energética» no existe, la factura de la luz no es para leerla sino para pagarla, el déficit tarifario ya está arreglado y España tendrá Corredor Mediterráneo, Corredor Central y todos los corredores y atajos imaginados para la huida general.

En esa huida general, no habrá problemas en las fronteras; el ministro Fernández Díaz garantiza la apertura de la valla y un hueco en el monte Gurugú, si nos decidimos por el Sur. Si nos decidimos por el Norte, exige un par de condiciones comprensibles por su sentido patriótico: que llevemos en la mochila (que nos regala del excedente de los diversos viajes Papales) a un doctorando, a un licenciado, a un investigador o a cualquier desempleado que tengamos a mano. Y, por último, que salgamos en silencio, en orden y con la cabeza baja porque el ministro estrena su reciente Ley Mordaza y está «enjugazao» con ella, como diría mi amiga Make.

De política exterior ni hablamos, no lo digo yo sino el ministro García-Margallo que, como mandan los cánones del Consejo de Ministros donde asienta sus reales, tiene clarísimo que lo de la marca España va pa’lante se mire por donde se mire.

No sabemos dónde está el presidente del Gobierno, pero aún recordamos que la última vez que supimos de él hubiéramos preferido seguir ignorando su paradero.

Esta es solo una pequeña parte de la España #en diferido que reventó por sus costuras el 2014.

Agradezco a los grandes humoristas gráficos haber sabido dibujar la cordura; agradezco la constancia de los periodistas que han trabajado honestamente, la contundencia de los pensadores que han rescatado a la mayoría de la indiferencia, la labor extraordinaria de tantos políticos a pesar de las pésimas circunstancias, las mareas humanas que han arrastrado la indignación de todos por las calles, por las aulas, por los hospitales, por las empresas y los juzgados…

Deseo que en 2015 seamos capaces de calibrar la envergadura del desastre que estamos viviendo para plantear las mejores soluciones; que no nos estalle en nuestras propias manos tanta rabia, tanto dolor y tanta vergüenza. 

Deseo que nadie ignore con qué cargamos sin haberlo pedido; que diferenciemos lo urgente de lo importante y lo que es posible cambiar en 1 solo día, de lo que necesitará tiempo para resolverse.

Deseo que la audacia recupere su protagonismo en la Política pero no a costa de todo ni de todos. Absténganse los temerarios y también los pusilánimes.

Y deseo de verdad que de una vez por todas, los hombres y las mujeres que se dedican al servicio público a través de la Política en cualquier ámbito, escuchen, expliquen, reflexionen, argumenten, dialoguen, debatan, razonen… yo a eso lo llamó pedagogía política y la practico; es cierto que a algunos les pone de los nervios… Esos tampoco son útiles para desarrollar el inmenso trabajo que tenemos por delante.

 

 

 

 

 

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