Miércoles 8 de febrero de 2017
Cuando el CIS habla, los medios de comunicación enhebran titulares con hilo del color que más convenga.
No sé de demoscopia. Por eso precisamente, cuando llega la famosa encuesta del CIS acudo a los expertos y a sus valoraciones técnicas.
O sea, que le quito el envoltorio al titular y me quedo con las entrañas.
A raíz de la última del CIS, he aprendido que, en general, los gobiernos viven una «luna de miel» con el cuerpo electoral durante los primeros meses de sus mandatos con un repunte significativo de su valoración. Salvo el PP que se mantiene, aunque en otros análisis de la misma encuesta baja ligeramente.
He aprendido también que las interpretaciones comparativas son fiables, cuando estamos ante un mismo escenario (p.e., unas elecciones generales frente a otras posibles elecciones generales / 26J-Enero 2017) Por lo tanto, si en enero hubiera habido elecciones generales, los cuatro grandes partidos hubieran bajado y el PSOE lo hubiera hecho de manera notable.
De paso, he aprendido que la valoración de los líderes -con unos resultados sorprendentes a primera vista- hay que desmenuzarla para conocer a qué obedece realmente. En el caso de Javier Fernández, la causa está en el importante apoyo que recibe de los votantes de la derecha y del centro-derecha (y el poco que le llega del potencial electorado socialista). Y los casos de Rajoy e Iglesias (con las valoraciones más bajas) son debidos a la polarización en la que ambos están instalados.
¡Ay el CIS, cuántos titulares falsos proporciona!
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