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Blog de Amparo Sampedro Alemany

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Mañana viernes, pleno

1 de julio de 2010. Viernes.

Mañana viernes, a las 9 de la mañana, se celebrará el pleno que solicitamos el 16 de junio.

Hemos tenido que forzar la convocatoria de un pleno, para que el alcalde y sus concejales se planteen el recorte de sus salarios, como mínimo, en la misma proporción que  los empleados públicos, y desde el 1 de junio.

Las reticencias son evidentes, y los argumentos que mañana defenderán ya los adelanté aquí el mismo día que hice pública nuestra solicitud.

Mañana, la crónica.

La EIM, sin dirección

26 de julio de 2009, domingo

El incidente ocurrido a propósito de los trabajos de pintura en el interior de la EIM, durante la jornada escolar; y las consiguientes protestas de algunos padres y madres, fue resuelto por el alcalde con unas declaraciones al diario Levante-emv desviando la responsabilidad a la directora (equipo de dirección) de la EIM.

Días más tarde salió a la luz el núm.3 (Julio) de «EL Contenedor de la Casa de Cultura», órgano oficial de agitación y propaganda, en el que un supuesto «equipo educativo» de la EIM reparte leña a diestro y siniestro para «salvar» la situación y, de paso, reforzar el altar que preside la funcionaria Mª Dolores Granell Granell.

Hasta aquí, nada nuevo.

Y el desenlace tampoco:  la Escuela Infantil Municipal no dispone de directora desde el pasado mes de junio, porque la persona que ha ocupado ese puesto durante el curso escolar que finalizará el 31 de julio, solicitó la rescisión de su contrato por «motivos personales».

De momento, dos preguntas:

1. Si la directora de la EIM abandonó su empleo en junio, ¿quién la está sustituyendo durante este tiempo, que disponga de la titulación universitaria necesaria como exige la Conselleria de Educación?

2. Si el «equipo educativo» ha asumido las funciones de dirección, tanto en la vertiente administrativa como en la curricular, ¿cómo ha sucedido? ¿por  insaculación? ¿por ungimiento? ¿o por asunción? (todos ellos sistemas de elección propios de la Edad Media)

Por otra parte, podría resultar sospechoso que se hayan empleado tantos esfuerzos para que el nombre de Mª Dolores Granell Granell, la todopoderosa Encargada de la Casa de Cultura y de la Escuela Infantil Municipal desde la llegada del PP al gobierno municipal, quede apartado de cualquier acción y circunstancia de la EIM,  precisamente desde que en marzo de 2008 descubrimos los cobros irregulares que se venían produciendo en la Escuela desde, al menos, el año 2003.

Ya no cabe duda del porqué de esa táctica: la estrategia consistía en demostrar que ella nunca tuvo nada que ver con la EIM. Y funcionó ante la Fiscalía.

Ahora, únicamente se trata de reforzar de vez en cuando aquella estrategia para evitar sobresaltos inoportunos; y todo a costa de lo que sea, y de quienes sea (incluido el «equipo educativo»)

 Vosotras mismas.

 

 

 

 

Don’t worry, we are happy

25 de julio de 2009, sábado

Los miembros del gobierno valenciano, y del PP que los sutenta, llevan meses canturreándolo: «don’t worry, we’re happy!!»

Nada de lo que está sucediendo durante este año «horribilis» de las instituciones valencianas, y, por tanto, de los ciudadanos y ciudadanas que vivimos aquí, parece afectarles más allá del trabajo que les supone multiplicar las convocatorias de actos de «adhesión inquebrantable» para entonar juntos la misma cantinela: «don’t worry, we’re happy. O yeah!!!!

Ayer mismo, las autoridades educativas, cuando leyeron la sentencia del TSJ que anula la Orden dictada por la Conselleria de Educación acerca de la impartición «made in Comunidad Valenciana» de la asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC), debieron reunirse para aclarar la voz.

Ahí es nada. La Generalitat  (Conselleria de Educación: Alejandro Font de Mora, Concha Gómez…) ha invertido un curso entero de la vida formativa de los alumnos valencianos en hacer oposición al Gobierno de España. No ha dudado en dilapidar esfuerzos del profesorado, del alumnado, de las AMPA’s, y del resto de los sectores de la comunidad Educativa, para «politiquear» a su antojo.

Ya véis, ahora resulta que el TSJ ha fallado: «no, you can’t». Y el sr. Font de Mora no debería resolver el estrepitoso fracaso de la implantación de un caprichoso, con un fácil «don’t worry»; porque por mucho que se empeñe él, y el resto del gobierno valenciano en silbarnos al oído que ellos -pese a todo, y pese a todos- siguen siendo «happy», lo que se llevan entre manos, es, ni más ni menos, la gestión de nuestro bienestar y la administración de nuestros recursos.

Sr. Font de Mora, «go home, please!».

Sala de espera

20 de abril de 2008, domingo

Eso es lo que me he roto: la falange distal del pulgar del pie derecho.

Lo supe al filo de las 12 de la noche de ayer sábado; muchas -demasiadas- horas después de que un tablero se me resbalara de las manos y fuera a caerme justo en ese punto.

A las 17h. empezó mi pregrinaje por los servicios de salud públicos gestionados por la Generalitat Valenciana. Del Centro de Salud de Godella al servicio de Urgencias del Aranau de Vilanova, con un volante para ser atendida directamente por el traumatólogo; lo que debería haber evitado la sala de clasificación, puesto que ya había sido valorada por el médico de urgencias de Godella.

Pero no. Tras dos horas largas de espera, fui llamada a la sala de «Triatge» (clasificación); donde una trabajadora me interrogaba sobre lo sucedido mientras tecleaba en el ordenador -¡con un solo dedo!- lo mismo que yo ya le había relatado al médico de Godella y que constaba en el volante que tenía ante sus ojos.

 

No pude evitar la sala de «triatge».

Transcurrieron un par de horas más hasta que me visitó un médico (no traumatólogo), y éste fue el que felizmente decidió que había que hacerme unas radiografías. Eso mismo había dejado escrito el médico que me atendió en Godella a las 18h., pero hube de esperar hasta las 22h. para que otro médico opinara lo mismo a la vista de lo escrito por el primero y del aspecto azulado e hinchadísmo de mi pie en la zona señalada por otro facultativo cuatro horas antes. 

Pedí un calmante, y el médico me lo suministró con una sonrisa, asegurándome que lo iba a necesitar porque había «cierto retraso, como siempre».

Regresé a la sala de espera: es curioso observar a los que convivimos en esa zona durante tantas horas. Se palpa el cansancio, se tensa la amargura, se enfría el dolor, crece el desasosiego, aumenta la indignación, huele el miedo…la vida a medias.

Llegó una mujer joven con un bebé y una maleta. Había sido víctima de malos tratos y se sorbía las lágrimas mientras lloraba su soledad en este país. A través del móvil se comunicaba con alguien a través de un teléfono de asistencia inmediata; escuché que eran felices, aunque él a veces se ponía nervioso. Él es español de Valencia -balbuceaba al teléfono-, lleva pegándome desde el martes y aún no sé por qué. Esta noche le he dicho basta.

Tengo miedo, repetía. Y las lágrimas no la dejaban seguir. Se lo llevó la Policía, ¿hasta cuándo?, preguntaba. Tengo miedo, y se ahogaba de pena.

Por fin me hicieron las radiografías, y cuando regresé a la sala de espera la mujer joven seguía allí con su niño en una mano, y en la otra la maleta.

El traumatólogo me atendió a las 12 de la noche, y diagnosticó una fractura de la falange distal del pulgar del pie derecho. Lo hizo con amabilidad y muy pocas palabras. Las suficientes para que yo le entendiera, y las mínimas para que él no se agotara en su intento de explicármelas.

No volví a la sala de espera, pero escuché al bebé llamar a su madre.

 

 

 

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