Buscar

Blog de Amparo Sampedro Alemany

ESCRIBIR PARA PENSAR

Etiqueta

empleados públicos

La Diputación de Valencia (para mi amiga y compañera, Adoración Ruiz Luján)

 

Martes 15 de noviembre de 2016

 

Ayer fue el primer día que Doris ya no está en la Diputación. Se despidió el viernes tras más de 40 años dedicados a ella.

Empezó a trabajar conmigo a finales de 1983. Un año antes, yo había aceptado el reto de crear un servicio de Protocolo y Relaciones institucionales acorde con la nueva etapa democrática, alejado de servilismos y centrado en la institución, por encima de las personas.

La Diputación era un antiguo paquidermo que se movía con torpeza, con sus pies hundidos en el barro. Lenta, somnolienta, vieja, anclada en los usos y costumbres de 40 años de dictadura.

La llegada de la primera corporación democrática (1979-83), significó un vuelco alentador. La labor que llevó a cabo aquella corporación provincial, formada por 14 diputados del PSOE, 12 de UCD y 2 del PCPV, hoy debería valorarse en sus justos términos: un trabajo titánico imprescindible que espoleó, con una visión política descentralizadora y eficiente, el desarrollo de una institución al servicio de los municipios y de las comarcas; y también -aunque mucha gente lo ignora- el sostén y el impulso de los diversos gobiernos pre-autonómicos de aquella época y el estímulo y la fuerza necesarios para la llegada y el mantenimiento de las incipientes instituciones de nuestro autogobierno: la Generalitat y las Cortes Valencianas.

Aquellos años trepidantes estaban cargados de ilusión y de una vocación de servicio público a la que se unía una firme voluntad democrática.

En ese escenario apasionante, Doris y yo empezamos a trabajar juntas. Poco tiempo después, se unieron Pepe (que más tarde abandonó la Diputación para dedicarse por completo a su librería, Railowsky) y Marga. Con los años, Rafa.

Formábamos un grupo de trabajo unido, valiente, profesional, entregado a su labor sin horarios y dedicado a la institución por encima de las personas que, temporalmente, ocupaban los cargos políticos.

Entre todos, contando con el excelente servicio de Comunicación y Relaciones con el exterior, que dirigía un profesional extraordinario, Ricard Triviño, conseguimos que la labor del departamento de Protocolo y el de Comunicación revirtiera en la institución, sin distinción de personas ni mucho de partidos políticos.

Costó, porque en Protocolo también se trabaja con la vanidad de las personas; pero lo logramos.

Doris era ejemplar en su trabajo. Amable, rápida, conciliadora, eficaz. Las personas que formábamos aquel departamento nunca consentimos que nuestras ideas personales perturbaran la vocación institucional de nuestro trabajo, por eso nunca dispensamos un trato partidista a los miembros de la corporación. Eran importantes por lo que representaban no por quienes eran.

La prueba está en que durante los distintos gobiernos de la Diputación, la oposición, de manera unánime, felicitaba públicamente al departamento Protocolo en el último pleno de cada mandato, por el trabajo que hacíamos y el exquisito trato que recibía.

El servicio de Protocolo de la Diputación funcionó como un reloj durante diecisiete años, con gobiernos socialistas y con el primer gobierno del PP, con Tarancón y Díez, a la cabeza. Y Doris era una pieza fundamental de aquel reloj.

Fueron los años de una Diputación que caminaba junto a los ayuntamientos y que los protegía:

 

Resultat d'imatges de Diputació de València colze a colze

 

 

 

Pero en 1999 llegó a la presidencia uno de los personajes más nefastos que ha pasado por esa institución: Fernando Giner (PP) La persona que inició el desvarío que iba a durar dieciséis años: el viraje de la Diputación hacia las formas decimonónicas abandonadas veinte años atrás; el concepto caciquil de la institución; una sucia visión partidista de la gestión en todos sus ámbitos y la profunda división entre los empleados públicos: los «rojos» y los «buenos». Una pesadilla dirigida por un hombre tremendamente sectario y profundamente inculto en todos los aspectos, cuyo teatral aspecto taciturno escondía en realidad una personalidad anclada en la beatería y el caciquismo.

Con él, desembarcaron en la Diputación decenas de nuevos empleados del municipio del que era alcalde. Todos ellos militantes o simpatizantes del PP y llamados a desempeñar puestos relevantes en la institución.

En Protocolo actuamos como siempre lo habíamos hecho: con profesionalidad. Preparamos la constitución de la nueva corporación y su toma de posesión. Me felicitó de manera entusiasta. Dos días más tarde, durante un acto fuera de Valencia, alabó de nuevo el trabajo que hacíamos en Protocolo y me citó para el lunes y programar el mes de agosto.

Era la tarde del 5 de agosto de 1999.  Esa noche hablé con Doris para que preparara algunas cosas para el día siguiente y la programación prevista de agosto.

A las 7 de la mañana del 6 de agosto, encendí mi teléfono móvil. Decenas de llamadas perdidas de algunos compañeros funcionarios.  Me extrañó. A los pocos minutos, una llamada de mi amigo Ricard Triviño, jefe del servicio de Comunicación y Relaciones exteriores, me daba la noticia: la portada del diario Levante-emv anunciaba mi cese y los del jefe del área de Carreteras y del gerente de Personal.

«No puede serAyer estuve con él todo el día y hablamos sobre el trabajo de la próxima semana», le contesté.

Cuando llegué a la Diputación, Doris era una mar de lágrimas. La tranquilicé y fui al despacho del presidente. Su secretario, entonces alcalde de la Granja de la Costera, (un tipo que no se daba por aludido si lo llamabas Vicent porque él sólo respondía al nombre de «Visente»), no se atrevió a cerrarme el paso. 

Allí estaba Giner, tembloroso y sin poder levantar la vista de la punta de sus zapatos. Sólo le pregunté si era cierto lo que salía en la portada del periódico. Sin mirarme, me respondió que sí e intentó justificarse con una frase que siempre he considerado indigna de un político: «la política m’obliga a fer coses lleges…»  No le dejé terminar y abandoné su despacho con un: «No pensem igual, president. Gràcies»

Cuando regresé a mi despacho, Doris ya conocía los nombres de todos los que habíamos sido cesados.

Ricard Triviño también era uno de ellos.

Se dijo que la «lista negra» se había confeccionado días antes en el despacho del jefe de gabinete del presidente, Ramón Vila, con la colaboración de un alto funcionario de la Diputación de entonces que -según se contaba- inició su carrera en la Magistratura meses después, y de algunos funcionarios que vieron recompensada su hazaña con un ascenso. Ni siquiera hoy sé si fue cierto o no.  

Si lo fue, ya no hay remedio. Y si no lo fue, el resultado es el mismo.

El destino de Ricard Triviño fue una mesa sin teléfono ni papeles en el antiguo «cocherón», en el área de Medio Ambiente. El mío, una mesa igual de vacía, en el CC la Beneficencia. Otros compañeros en la misma situación sufrieron destinos parecidos. En común, todos teníamos una mesa vacía y ninguna función.

Giner situó al frente del servicio de Comunicación y Relaciones con el exterior a una amiga familiar de Vallada, para sustituir a Triviño. 

En mi caso, entre 1999 y 2015 desfilaron varias personas al frente del departamento, pero también todas afiliadas o simpatizantes del PP y ninguna funcionaria de la casa.

A Doris, a Marga y a Rafa, los mantuvieron. La táctica consistía en hacerles la vida imposible para que fueran ellos mismos quienes pidieran un traslado. Fueron ninguneados y menospreciados. Aquello no era un departamento al servicio de la institución, sino al servicio de una persona y sus allegados. Meses más tarde, Rafa pidió el traslado. Y al cumplirse un año de la llegada del presidente Giner, Marga recibió un Decreto de traslado forzoso a otra área.

Doris era la única persona que quedaba en ese departamento porque aún les resultaba útil para intentar «maquillar» lo que en realidad era un servicio entregado por completo a una persona y a sus secuaces. Ella era la que aportaba el tono profesional por su condición de funcionaria y por su experiencia durante años en esa sección.

Pero la presión era inaguantable. El departamento de Protocolo se había convertido en un contenedor de militantes y simpatizantes del PP. Se había eliminado la labor institucional y la vocación de servicio público provocaba carcajadas.

Había empezado la Diputación «reinona», la que estaba por encima de los ayuntamientos:

Resultat d'imatges de Diputació de València colze a colze

Doris pidió el traslado y también fue feliz a su modo en otros destinos.

 

En el verano de 2015, regresó por fin a su plaza. Habían pasado diecisiete años de desvaríos.

El viernes pasado, mientras desayunábamos juntas, me decía que el mejor recuerdo que se llevaba de la «Casa» era el de aquellos años. Años de trabajo intenso, de compañerismo, de atención a la institución y a las personas -todas- que temporalmente ocupaban un cargo público, sin sectarismo ni persecuciones ni humillaciones.

La Diputación ha vuelto a ser lo que los ayuntamientos necesitan de ella: compañera de viaje, cooperativa y una gran colaboradora.

Quizá por eso, se ha rescatado el lema que mejor define su función:

 

Resultat d'imatges de Diputació de València colze a colze

 

… aunque para mi querida Doris, jubilada desde el pasado viernes, ya sea tarde.

¡Gensanta!, que diría Forges…

 

Lunes 9 de mayo de 2016

 

Mientras asistimos en directo al politiqueo de salón, el PP consigue adecentar su imagen pública y publicada en formatos televisivos calcados unos de otros (que nadie se engañe: «Sálvame« es realmente el original), con la inestimable colaboración de grandes grupos de comunicación expertos en pseudo-debates y a los que poco les importa que se trate de comprar los derechos para la retransmisión de la Champions League o de comprarle sus derechos, así en general, a quien se ponga a tiro.

Hay periodistas que vocean el nuevo relato que la derechona más retrógrada de los últimos años en España pone en boca de personajes como Pablo Casado, Andrea Levy, López-Maíllo, Betoret o Isabel Bonig (estos últimos, de casa nostra) También participan sin remilgos mentores de la nueva política, infestada de políticos viejunos. Nada nuevo bajo el sol: consiste en no recordar el pasado para poder repetirlo con la conciencia tranquila.

Orquestar todo eso de cara a la opinión publicada no es difícil en los tiempos que corren, las redes sociales han convertido al común de los mortales en carne de cañón para esos y otros menesteres.

No es cierto que estemos mejor informados, es cierto que estamos más informados. Ese más nos atropella, nos aturulla y nos atocina para cumplir con nota alta su función: impedirnos pensar, porque la información (?) que recibimos ya viene envasada y lista para consumir.

 

Pienso, luego estorbo. Forges

 

 

Mientras eso sucede, la derechona no pierde comba y sigue afianzándose en el poder terrenal gracias a su publicado fervor por lo divino.

Hay muchos ejemplos, pero pocos tan elocuentes -si olvidamos por un momento el «caso Cotino»– como los nombramientos a la deidad.

Ayer leí en el diario Levante-emv que el Delegado del Gobierno (en funciones)Juan Carlos Moragues (ex-conseller de Hacienda con el president Camps, con todo lo que eso significa…) -un gandiense con prédica en el nuevo relato del PP- convocó un acto público para que la Mare de Déu dels Desemparats asumiera competencias terrenales y en pleno periodo electoral.

El entusiasmo por este tipo de nombramientos, no es nuevo. Arturo Torró, alcalde del PP de Gandía entre 2011 y 2015, ya nombró alcaldesa perpetua de la ciudad a la Mare de Déu en la campaña de las pasadas municipales. Debió considerar que nada mejor que compartir cartel con la mismísima Mare de Déu y, de paso, encargarla de la tediosa tarea de administrar lo público, porque para lo divertido y jugoso -la gestión privada de los asuntos públicos- ya estaban él y la pléyade que lo acompañaba (algunos de ellos, convertidos ahora en protagonistas del renovado PP)

 

Así suceden las cosas a mediados del siglo XXI, en un viejo país ineficiente, algo así como España entre dos convocatorias electorales (parafraseando a mi admirado Gil de Biedma)… y con la descarada anuencia de quienes se entregan en cuerpo y alma desde sus púlpitos (en templos o en platós de TV) a mantener y conservar de una manera u otra lo que una mayoría imponente de ciudadanos no nos merecemos.  ¿O será cierto, como demostraron el 20D y los cuatro meses transcurridos desde entonces, que es  todo eso y no otra cosa lo que realmente merecemos?

¡Gensanta, qué tropa!

 

 

 

 

 

Plaza de Manises: 100 días de nuevo paisaje humano

Domingo 25 de octubre de 2015

En la plaza de Manises, el paisaje urbano apenas ha cambiado en los últimos veinticinco años. El Palau de la Generalitat, el de la Batlia, el de los Scala,… un jardincillo diseñado con poca fortuna, una preciosa farmacia desaparecida, el estanco, un par de cafeterías y los tradicionales atascos en la calle Serranos que desemboca en la plaza.

Hasta hace apenas tres meses -esos 100 días que concedemos con displicencia a los gobernantes para que nos cambien el mundo y la vida- el paisaje urbano de la plaza convivía con un paisaje humano compuesto mayoritariamente por tipos de aspecto relamido (hombres y mujeres), enfundados, en general, en sus trajes casi idénticos. Ellos, con los gaznates sujetos a nudos asfixiantes de corbata y ellas uniformadas según los cánones del Ensanche de Valencia con concretas incursiones en el centro histórico.

Ese aspecto exponía un fondo marcial, distante, bastante altivo, y autoritario. Muy autoritario.

Las formas explican el fondo, de eso no hay duda. Y no porque, en este caso, una corbata de Hermès o una falda de Etro definiera incondicionalmente a quienes las vestían, sino porque quienes las vestían las convertían en su modo de posicionarse frente a los demás. El hábito no hace al monje, pero lo identifica; especialmente, si el monje tiene cosas que esconder.

El paisaje urbano de la plaza no ha cambiado; los palacios, el estanco, el hueco de la preciosa farmacia, el par de cafeterías y los atascos, se mantienen. Sin embargo, salta a la vista que el paisaje humano es totalmente diferente.

Ahora, no cruza la plaza una corbata de Hermès ni el plisado de Etro (que también habrá); ahora pisan la plaza de Manises hombres y mujeres que protagonizan gestos que a lo largo de más de 20 años se habían convertido en extraordinarios. La amabilidad, la naturalidad, la cordialidad y la cortesía de esos hombres y mujeres, constituyen un regalo que la inmensa mayoría de los observadores de la plaza hemos incorporado felizmente a nuestra rutina en apenas 100 días.

Sí, es asombroso. Y rigurosamente cierto.

Acercaos a la plaza y observad: el nuevo paisaje humano es alentador.

#Rocafort: mañana viernes, pleno extraordinario

Jueves 16 de julio de 2015

Mañana viernes he de convocar otra pleno extraordinario. Y esta vez, a las 12 de la mañana.

¿Por qué?

Pueden celebrarse todos los plenos extraordinarios necesarios para aprobar la Organización del Ayuntamiento, pero existe un plazo determinado para ello: durante los 30 días hábiles siguientes al pleno de constitución.

La creación del puesto de personal eventual para el gabinete de alcaldía, solo puede tratarse en ese pleno y, en todo caso, en el pleno de aprobación del presupuesto municipal.

Como sabéis, ese punto fue rechazado por la mayoría absoluta con la que cuenta la oposición (PP, IxR y C,s), en el pleno del pasado 9 de julio, porque lo consideran innecesario. Sin embargo, señalaron que «permitirían» que se contara con una persona a media jornada.

No disponer de nadie en el gabinete de alcaldía para atender todo el trabajo que se desempeña en ese puesto, es una auténtica barbaridad que está repercutiendo negativamente tanto en el funcionamiento interno como en el externo del ayuntamiento; y hacerlo con una persona a media jornada no mejorará sustancialmente la situación. Pero es lo que hay.

Por lo tanto, he de convocar otro pleno extraordinario dentro del plazo legal establecido para llevar la propuesta que la oposición nos obliga a llevar: una persona a media jornada.

El hecho de convocarlo a las 12 de la mañana, obedece a que mañana finaliza el plazo para  la constitución de la JGL y está convocada a las 9.30h; y hemos de ajustar la disponibilidad de concejales y de funcionarios, para atender las obligaciones de todos.

Mañana a las 12, las personas que puedan asistir, tienen las puertas del pleno abiertas. Como siempre.

 

Pido disculpas a todas las personas que llevan ya varios días esperando poder ser atendidas, o bien telefónicamente o bien personalmente, en todos los asuntos que me conciernen, además de los que me corresponden como alcaldesa.

 

#Serafín Castellano: ese hombre.

Jueves 4 de junio de 2015

 

Conocí la noticia de su detención y la consideré la mejor de ese día, el 29 de mayo de 2015. Lo dije en mi perfil de facebook y me propuse escribir esa misma noche un post aquí porque ambos lo merecíamos, él y yo.

Sin embargo, no lo hice. Ante hechos que pueden desbordar espacios reservados a la mezcla de sentimientos, siempre opto por someterme a una descompresión necesaria antes de escribir. 

La noticia no me sorprendió (antes o después iba a suceder) pero me reconcilió con la vergonzosa realidad, esa que tantas veces no se ajusta a lo cierto, a lo sabido y a lo justo por necesario.

 

(Fuente: lasprovincias.es)

Las imágenes de ese hombre, todopoderoso hacedor de lo que estaba en su mano y de lo que, presuntamente, alcanzaba con métodos detestables, han seguido reproduciéndose en los medios y en las redes sociales desde el viernes 29 de mayo de 2015.

¡Ese hombre, vaya por Dios! Ese hombre que hacía y deshacía a su antojo: que igual prohibía la edición del primer diccionario de la AVL porque no cumplía con sus exigencias políticas, que –presuntamente– contrataba avionetas para sofocar incendios forestales a cambio de que la empresa aliviara parte de sus necesidades personales. Presuntamente.

Ese hombre que, presuntamente, favoreció durante años a una empresa constructora con la que (¡oh, sorpresa!) no solamente compartía una relación de amistad manifiesta, sino también la cuenta de resultados. Presuntamente.

Ese hombre, ¡vaya, vaya!… el mismo que marcó a los funcionarios «non gratos» para el régimen que el PP consolidó en 1999 tanto en la Diputación como en la Generalitat. Presuntamente.

Julio de 1999, un despacho al fondo a la derecha por el que desfilaban los cogotes encorvados que entregaban su «lista negra» a los intrigantes. Unos y otros fueron premiados por su hazaña.

 

Sí, el 29 de mayo de 2015 tenía razones suficientes para no escribir.

 

 

 

 

 

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑