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Blog de Amparo Sampedro Alemany

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sanidad pública

#Rocafort: Carrera contra el Cáncer, ¡una apuesta de todos y de todas!

Domingo 22 de marzo de 2015

 

La lluvia ha ensombrecido la jornada de la Carrera contra el Cáncer que se ha celebrado esta mañana en #Rocafort.

Injusto sí, porque el trabajo extraordinario que han desarrollado la Junta local de la AECC y sus voluntarios a lo largo de estos últimos meses no lo merecía.

 

A pesar de que este año, por primera vez, la Junta provincial de la AECC (Asociación Española contra el Cáncer) ha firmado un convenio con la Diputación de Valencia y ha sido contratada una empresa privada para la organización de las once carreras que se celebrarán en la provincia -la de Rocafort entre ellas-, ha vuelto a demostrarse que la voluntad de la gente es la que obra el milagro.

Manuela Juliá, presidenta de la Junta Local, y las personas que la han acompañado en este proyecto han sido las que de verdad han asumido el peso de la actividad de hoy.

Ha sido su tiempo, su voluntad, sus continuos viajes a Valencia, sus contactos con los establecimientos locales, su presencia activa en mesas informativas; sus reuniones con el Ayuntamiento de Rocafort para planificar juntos la organización de los medios humanos para la seguridad del acto (Policía Local y Protección Civil Godella-Rocafort; repaso del circuito tras el fuerte viento que protagonizó la jornada del viernes y la asistencia de personal de apoyo durante la mañana), la seguridad jurídica que hay que cumplir y los recursos económicos que hemos aportado entre todos para ello.

Por todo eso, mi enhorabuena y mi abrazo más grande a los protagonistas de este esfuerzo desinteresado y tan valioso; y mi agradecimiento a quienes, a pesar de la lluvia, han participado en la Carrera.

A Manuela, Amparo’s, Rosario, Mª Consuelo, Toñi, Nieves, Asun, Charo, Pepe, Lupe, Carmen, Juli, Félix, M. Carmen, Mª José, Juanjo, Paco, Mª Teresa y al etcétera entusiasta, ¡un beso enorme!

 

Nota:

Quizá, tanto la Junta provincial de la AECC como la Diputación, deberían reconsiderar la necesidad de contratar a una empresa privada para «organizar» lo que un puñado de gente valiente y dispuesta a trabajar, con la colaboración del Ayuntamiento, de decenas de pequeños comercios y de asociaciones locales, ha sido capaz de hacer con toda humildad y desinteresadamente.

Quizá si lo hacen (reconsiderarlo), el dinero que ha costado contratar a una empresa privada se destine directamente a las Juntas Locales o a los ayuntamientos, porque somos -unas y otros- quienes, en definitiva, nos ponemos en serio «manos a la obra»

 

 

 

 

 

#Aborto: desprotección a las menores, ¿por qué se callan algunos?

Sábado 21 de febrero de 2015

 

Nuevas formaciones políticas con amplia repercusión en el mapa político del último año, prefieren pasar de puntillas sobre determinados asuntos.

Son asuntos que consideran «molestos» porque no les garantizan adhesiones inquebrantables, porque les exigen un posicionamiento claro en el debate y la más que probable discrepancia con muchos de quienes podrían formar parte de su *target electoral, y porque suponen un elemento perturbador en el discurso no-ideológico que han elaborado para el consumo masivo.

Uno de esos asuntos es la modificación del artículo 13 de la ley orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que el Gobierno de España ha promovido ahora y que impedirá que las jóvenes menores de 18 años puedan abortar con las máximas garantías para su salud integral y para su vida.

Convertir la falta de protección a esas chicas en una táctica de su estrategia política para acallar a sus votantes más conservadores y a sus seguidores más reaccionarios, iguala ese discurso del PP al silencio medido de quienes, en definitiva, aspiran también a pescar votos en las mismas aguas.

 

(Fuente: elroto.elpais@gmail.es)

 

Tal y como está redactado actualmente ese artículo, las mujeres menores de 18 años que puedan sufrir un conflicto grave al informar a sus padres o tutores legales de su embarazo no deseado porque viven situaciones de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones, malos tratos o se encuentran en posición de desamparo o desarraigo familiar (valorada cualquiera de estas circunstancias por profesionales cualificados), no están obligadas a contar con el consentimiento de sus progenitores o representantes legales.

Pensemos:

1. ¿Qué chica no quiere contar con su madre o con su padre para tomar una decisión de ese calibre?

2. ¿Qué chica no acude a sus padres para revelar la angustia que está viviendo?

3. ¿Qué chica esconde una situación tan dolorosa a sus padres si son quienes más han de quererla, respetarla y ayudarla a cambio de nada?

Todas las preguntas tienen la misma respuesta: solo una joven que sabe que puede recibir una paliza, enfrentarse a coacciones insoportables de cualquier tipo (sociales, religiosas y económicas), sufrir amenazas para que abandone el hogar familiar, malos tratos físicos y psicológicos o que sepa que su padre y su madre no son precisamente las personas que más la quieren en el mundo, solo ella -digo- conoce el grave conflicto en el que se encuentra y las razones por las que nunca podrá confiar en sus padres un drama como el que está viviendo.

La modificación que el PP va a aprobar inmediatamente supone que esa joven quedará expuesta a todas esas posibles situaciones, porque si no cuenta con la autorización de sus padres o de sus tutores legales, no podrá abortar con todas las garantías sanitarias que merece.

Si decide hacerlo, habrá de viajar fuera de España o  someterse a una intervención clandestina con los riesgos que implica.

 

 

 

¿De verdad es tan difícil explicar las cosas como son para que la gente pueda construir su propia opinión? 

El empoderamiento de la gente, una de las aspiraciones más repetidas en el discurso político actual, consiste en fortalecer sus capacidades, su confianza y su protagonismo para promover cambios positivos en las situaciones que viven.  Pero para ello es imprescindible poner a su disposición todas las herramientas con las que de verdad pueden aproximarse sin miedo y con todas las garantías al debate político para tomar sus propias decisiones.

Eso se llama pedagogía política y requiere el esfuerzo y la honestidad de los políticos. Pero solo estamos por esa labor quienes consideramos que el ejercicio de la política debe plantearse de ese modo y no asentándose en las ventajas del **cortoplacismo.

Ni la derecha de toda la vida ni las nuevas fuerzas emergentes (todas ellas basadas en el denominador común de la no-ideología, ¡una aventura que la derecha ha defendido siempre!) han hecho el mínimo esfuerzo para explicar en qué consiste realmente la modificación del artículo 13 de la ley.

Los primeros -la derecha- han preferido mentir y los segundos han preferido callar; es decir, que unos y otros están de acuerdo en que es conveniente hurtar el debate a cambio de un buen puñado de votos.

“Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”, ha dicho Rafael Hernando, portavoz del grupo parlamentario del PP.

 

(Fuente: elpais.es)

 

Miente, porque la protección del derecho a la vida no se puede reforzar a cambio de la miserable desprotección de los vivos; y miente porque, evidentemente, las menores no están amparadas.

Esos engaños me asquean, lo confieso. Pero conozco los valores que sustentan el pensamiento político de la derecha española: no resistirían un debate honesto sobre el asunto.

Lo que asquea no duele, es cierto; lo que duele es el silencio calculado de quienes se consideran los únicos capacitados para conseguir el empoderamiento de las personas sustrayéndoles precisamente lo que las convierte en protagonistas de sus decisiones políticas: la información, la reflexión y el debate.

 

 

… Y esa reflexión sigue en vigencia.

 

Notas:

*target

**cortoplacismo

 

Sí, la privatización avanza en la Sanidad pública

Jueves 6 de marzo de 2014

El pasado sábado estuve visitando a mi familia en Gandía.  Al caer la noche, Enric empezó a sentir un dolor intenso en uno de los brazos.

Por esa misma causa, ya fue atendido en el centro de Especialidades de Burjassot la pasada semana donde le realizaron varias pruebas, entre ellas placas de la zona cervical y de las extremidades superiores cuyos resultados iban a estar este martes a disposición de su médico de cabecera.

El sábado por la noche el dolor le había inmovilizado ambos brazos y el cuello. Como pude, le ayudé a entrar en el coche y nos dirigimos al Hospital público Francesc de Borja de Gandia. Eran las 00.25h

Su dolor era insoportable pero la dotación sanitaria del servicio de Urgencias era la que era.

A las 01,20h entramos en el «triaje» (una estúpida manera de definir el lugar donde se anotan los síntomas del usuario para su distribución posterior)

A las 02,10h fuimos atendidos por un médico residente (nada que objetar) y repetí los datos y los síntomas que ya había explicado a la 01,20h en la sala de «triaje». Mi marido, mareado por el dolor, apenas podía hablar. Le expuse al médico el itinerario  desde el centro de Salud de Rocafort al centro de Especialidades de Burjassot, las prescripciones médicas recibidas y cumplidas hasta ese momento y las pruebas realizadas.

El médico pudo consultar los resultados de la analítica que varios días antes se le había hecho en Rocafort, pero no era posible acceder a las placas. Me extrañó y pregunté. «No, no podemos acceder», me respondió.

A continuación, indicó la medicación que había que proporcionarle por gotero y ordenó  que se le realizaran placas de la zona del cuello y de las extremidades superiores (¡las mismas que ya le habían hecho en Burjassot hacía 5 días!). Es decir, más radiación al paciente y más gasto para el contribuyente.

A las 05,10h fuimos llamados de nuevo. En esta ocasión, se trataba de una médico residente en su primer año (nada que objetar).

La medicación había remitido el dolor y Enric pudo exponer lo mismo que a las 01,20h y a las 2,10h. Lo pasó a observación.

A las 5,45h la misma médico-residente preparó un volante para cita Urgente el lunes día 3 en Consultas Externas de Traumatología del Hospital de Gandia.

Enric repitió -como hice yo a las 01,20h y a las 2.10h- que no vivía en la zona sino en Rocafort y que, por lo tanto, debía derivarlo al Hospital Arnau de Vilanova. «No es posible», respondió.

Le pregunté por qué tampoco era posible consultar telemáticamente las placas que ya se habían hecho en Burjassot y, sin embargo, sí que era posible consultar el resto del historial.  «Cada área de Salud es independiente», contestó.

No lo entendí. (Y confieso que me cabreé sin demostrarlo)

La médico-residente hubo de consultar el posible diagnóstico con el único médico de guardia que había en ¡todo el Hospital!

A las 6,20h  pudo venir el médico. Mi marido volvió a responder a las mismas preguntas que se le habían formulado a la 01,20h, a las 02,10h y a las 5,10h y a las 5,45h.  El diagnóstico no era claro y lo más conveniente era remitirlo a su médico de cabecera (que tampoco podrá consultar las placas repetidas en Gandia)

A las 6,40h del domingo salimos del Hospital. Él, agotado pero tranquilo; la medicación (un «chute» en toda regla) mantenía su efecto. Yo me recosté sobre el asiento e intenté buscar una explicación a lo que había visto.

En resumen: un hospital público que abarca una zona de más de 200.000 habitantes, un sábado por la noche dispone de un servicio de urgencias compuesto por 2 médicos-residentes, 3 enfermeros/as, 2 auxiliares y 3 celadores.

Además, cualquier ciudadano de la CV se puede ver obligado a que le repitan sus pruebas radiodiagnósticas porque NO ES POSIBLE consultarlas fuera de su área de Salud.

Hoy he conocido un poco más cómo funciona este desbarajuste perfectamente orquestado: la Conselleria de Sanidad mantiene en cada área de salud un contrato privado con una empresa para los radiodiagnósticos; lo que impide que esa información fluya de un área a otra del mismo territorio (la Comunidad Valenciana).

¿Qué se consigue?… Más gasto por usuario (que pagamos los contribuyentes), más radiaciones sobre el usuario (que ellos pagan con su salud) y más beneficios económicos (que cobran las empresas privadas)

Privatización, externalización… que lo llamen como quieran. Muchos ya sabemos lo que significa.

Malversar

3 de enero de 2010, domingo

Pasé parte de la noche del primer día del año en la sala de Urgencias de un hospital; un hospital público que abarca una población que supera los 200.000 habitantes. Tres médicos, tres enfermeras y tres auxiliares, nueve personas con una voluntad portentosa, apechugaron con una de las noches más siniestras del año. Siniestra, porque así debe declararse ese espacio de tiempo que transcurre entre la tarde del  único día invisible del año y el amanecer de la realidad: el 2 de enero.

Durante las 6 horas que permanecí allí acompañando a mi padre (trasladado de urgencia con una ambulancia), los «9 magníficos» atendieron dos accidentes de tráfico, un atropello en un paso de peatones, una «derivación» del hospital de Alzira, un caso de malos tratos, varios niños de corta edad con fiebre altísima, dos dolores agudos de pecho, una cadera quebrada, un coma etílico, una crisis de pánico, una pierna rota, dos insuficiencias respiratorias …

Observé en primera persona el desprecio institucional hacia la Sanidad Pública; el desaliento de los profesionales y el desasosiego de las familias.

En los últimos 15 días, que por motivos familiares se han convertido en un ir-y-venir a centros sanitarios públicos, he corroborado que el verbo «malversar» es tan contundente como se merece la realidad que sufrimos los ciudadanos.

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