Domingo 16 de octubre de 2016

La declaración de Correa ha enfundado otra vez al PP en un argumentario basado en la creencia de que los demás somos estúpidos.

Correa admitió en sede judicial que participó en la financiación ilegal del PP, que sus negocios servían para eso precisamente y para llenar el bolsillo de destacados dirigentes y el suyo; que «trabajó» con el ex-presidente Aznar y con sus sucesivos equipos durante más de catorce años; que de los suculentos contratos que conseguía (irregularmente) con diversas administraciones gobernadas por el PP, repartió comisiones a diestro y siniestro y que una parte se la llevaba la calle Génova, 13.

Aclaró que regalar coches, viajes y fiestas familiares, son «atenciones debidas» a los sujetos que le estaban ofreciendo tantas oportunidades de negocio. Confirmó que Arenas, Aznar, Álvarez Cascos, Bárcenas, etc. etc., eran sus interlocutores. Confesó que pasaba más tiempo en la calle Génova que en su propio despacho y que la sede nacional del PP era como su casa.

Puso fecha de caducidad a tanta sinvergonzonería y la atribuyó primero a la «falta de química entre Crespo y Rajoy«, cuando en 2004 el presidente en funciones del Gobierno, Mariano Rajoy, fue elegido sucesor como oficiante del aquelarre por José M. Aznar. Más tarde rectificó: la falta de química de Rajoy no era con Crespo, sino con el que fue secretario personal de Aznar, Antonio Cámara y que Correa contrató en 2004. 

Dijo Correa, además, que a partir de 2004 y por esa «falta de química» entre unos y otros, empezaron a «intervenir» en Valencia de la mano de «Paco Camps» (sic) y dejaron de «trabajar» con Génova para centrarse en Valencia (léase Comunidad Valenciana) donde envió a Alfonso Pérez «el bigotes».  O sea, pura física: ver, oír, tocar y llevárselo crudo allá donde era posible, siempre bajo la protección del PP.

 

Resultat d'imatges de correa y camps

 

En la sede central del PP brincaron de alegría con esta parte de la declaración porque consideraron que Rajoy sale ileso. Es decir, que el líder del PP es un chaval de apenas 12 años en esto de formar parte de la dirección del PP. Que el chaval en cuestión organizaba y dirigía las campañas del PP aún con los dientes de leche. Y que ser ministro y vicepresidente en los gobiernos de Aznar, Arenas y Álvarez Cascos, y habiendo elegido él a Bárcenas como tesorero en el partido, era una chiquillada que no debe tenerse en cuenta.

Hace falta tener arrestos y una cara muy dura para sacar adelante un argumentario que «salve» a Rajoy de la trama más corrupta organizada por un partido político en connivencia con la administración española, desde la muerte del dictador. Pero si alguien puede hacerlo sin que se le mueva la peineta ni la mantilla, es Cospedal.

Y así fue. Ella, dispuesta siempre a justificar lo injustificable (lo del «despido en diferido» deberíamos revisarlo de vez en cuando para no olvidarlo), sonrió para convencernos de que la trama corrupta Gürtel sucedió hace muuuuuchos años, que tooooodos los implicados hace muuuuuchos años que ya no están en el PP y que Rajoy y la actual dirección del PP son los artífices de la limpeza.

 

Resultat d'imatges de cospedal despido en diferido

 

Mintió otra vez. Probablemente convenció a los irreductibles del PP, a los que consideran normal la corrupción porque ellos son corruptores (aunque sea en potencia), a quienes creen que la picaresca hay que protegerla porque es una tradición española (¡y olé!) y a quienes han olvidado que en marzo de 2004 el PP dejó de presidir el gobierno de España, cosa que, naturalmente, dejó a la trama y al propio PP sin la posibilidad de intervenir en la adjudicación de contratos de la administración central para llevarse al saco comisiones y sobrecostes.

Cuando se van desgranando y confirmando las canalladas de un partido corrupto y corruptor que durante 20 años ha saqueado las arcas públicas para fortalecerse y garantizarse mayorías suficientes con el objetivo de seguir cometiéndolas, deberíamos pararnos a pensar.

Ahora nos estremece y nos llena de rabia lo que escuchamos, lo que leemos. Nos llevamos las manos a la cabeza porque lo que suponíamos se está confirmando. Nos indignamos porque ahí siguen todos: algunos en sus escaños, en sus puestos relevantes en el gobierno de España, en alcaldías o en la oposición queriendo aleccionarnos sobre la honradez y la transparencia, y muchos otros en la dirección de su partido.

No deberían servirnos los juegos malabares con los que algunos intentan convencernos de que se están juzgando hechos que ya sabíamos y que existe un plano distinto que es el de la gobernabilidad de España. Porque si la gobernabilidad de España ha de estar en manos de un partido en el que abundan los malhechores, los tramposos y los miserables, aunque sea controlada y fiscalizada por una mayoría suficiente en el Congreso, habremos consentido que la impunidad se convierta en un alto valor político.

Es cierto que el PP sacó más votos y más escaños en las convocatorias de diciembre y de junio (lo sé, inexplicable pero cierto). Su papel consistía en lograr apoyos suficientes para la investidura de su candidato, Rajoy. Pero ha sido incapaz de de conseguirlos.

La cordura política, vista la imposibilidad de investir a un candidato distinto para formar un gobierno alternativo de cambio (sin abundar de nuevo en los motivos y en las torpezas), debería haber insistido en una abstención del resto de los partidos con representación en la Cámara. Una abstención explicada públicamente y negociada. El PP a gobernar en minoría y la oposición a cumplir con su papel, fortalecida.

La cordura política es la que ahora señala que una abstención del PSOE (tras la delirante persecución al secretario general y el bochornoso Comité Federal), o la aún más vergonzosa ausencia inducida de once de sus diputados, sería el peor de los escenarios posibles. Y no solo para el PSOE como organización política, sino para eso que llaman gobernabilidad/estabilidad y que, planteándola como lo están haciendo, es en realidad una trampa para conseguir desarbolar al partido más importante de la oposición y convertir a la Cámara en huérfana de una oposición fuerte, organizada y con alta credibilidad. Lo que también afectaría en mayor o menor medida a todos los grupos parlamentarios, excepto al PP, por supuesto.

Porque, ¿qué es realmente la gobernabilidad? Estabilidad. Ofrecerle ahora esa estabilidad a un gobierno presidido por Rajoy significa no desestabilizar en puntos tan importantes como los presupuestos generales del Estado que son, año tras año, el documento político, económico y financiero que fija la acción del gobierno; ¿esa gobernabilidad/estabilidad exigirá también al PSOE que una parte de su grupo parlamentario vote a favor de esas líneas políticas? ¿Puede un gobierno del PP emplearse a fondo en medidas sociales y fiscales que rescaten a las personas que han sido abandonadas por ellos mismos durante estos últimos 4 años? ¿Puede el PP, infestado de corruptos y de corruptores, garantizar honorabilidad y honradez?

En definitiva, ¿se trata de doblegar las actitudes, las formas y el fondo del PP, que representa a la derecha más rancia, inculta e infecta de este país?, ¿se trata de re-convertir a esa derecha?, ¿realmente es ese nuestro papel? Entonces, ¿qué somos?, ¿un partido político cuyo objetivo es civilizar sustituir a esa derecha?… Esos son los interrogantes que debe plantearse y resolver Ciudadanos, pero no nosotros ¡por Dios!