Jueves 11 de mayo. Periodo electoral de municipales y autonómicas. A dieciséis días del #28M


Es fácil ser engañados. Extremadamente fácil.

El cuadro de Modigliani que anuncia la exposición del MuVIM, hubiera alcanzado los 8.500.000€ en el mercado. Una venta asegurada.

Los que entienden de esto (expertos en ese periodo artístico y la Unidad de patrimonio del CNP en la CV) afirman que hubiera colado, sin ningún género de dudas.

El IVCR de la Generalitat analizó el cuadro empleando las técnicas más avanzadas. Eran sus trazos, era la mano de Modigliani; la postura de la figura, la aspereza trémula de sus rasgos, el dibujo desarmado, la paleta de color, el lienzo, el claveteado.

Todo coincidía: un cuadro perfecto de Modigliani.

El equipo de investigación del IVCR siguió rastreando los detalles de la pintura. Ahí descubrió que en las pinceladas del tocado blanco que lucía la mujer sobre su cabello, se observaba una composición de dióxido de titanio; un producto que no fue comercializado hasta dos años después de la muerte del pintor.

La obra era falsa. El cuadro atribuido a Modigliani, FALSO.

No se trata solamente de la habilidad de los falsificadores (cada vez mayor y más depurada en cualquier ámbito, no solamente el artístico), sino de nuestra predisposición a ser engañados, a aceptar que lo que vemos es exactamente lo que queremos ver, lo que necesitamos ver para sentirnos “identificados”. Lo que necesitamos que sea verdad para reforzar la nuestra, sin pensarla ni razonarla. Sin someter lo que vemos o escuchamos al mínimo análisis.

No importa que hablemos de los más de 8Millones de euros de un Modigliani falso, los 30Mil de un Sorolla falso también o de los 200€ de un Palencia falso en Wallapop.

Importa por qué estamos dispuestos a ser engañados en el arte y en la realidad, tenga el coste que tenga para nuestro bolsillo y para nuestra propia vida.